La pasada primavera reutilicé un pequeño hide que había quedado desubicado y aproveché para colocarlo en una zona propensa para el fin que buscaba, que no era otro que fotografiar fringílidos. Después de dejarlo descansar toda la temporada estival, este otoño retomé, tras hacer algunas modificaciones y mejoras, el trabajo de ceba y alimentación de mis comensales.
Pues bueno, después de bastantes semanas alimentando el comedero y después de soportar bastantes días de niebla, frío y mala luz, hoy por fin el trabajo ha empezado a dar algún fruto. ¡¡¡Y además ha salido el sol!!!
Y yo…contentísimo.
Que os gusten.